lunes, 22 de junio de 2009

"El cosmopolitismo nos hará libres"

Revista Ñ - 20/06/2009

El filósofo británico de origen ganés Kwame Anthony Appiah, especialista en estudios culturales africanos, desarrolla una teoría del cosmopolitismo para tratar de fundar sobre ella la clave de identidad cultural continental.
Appiah, uno de los intelectuales africanos más influyentes de los últimos años, plantea mediante su propuesta teórica una fundación segura para la identidad africana basada en “el cosmopolitismo” con algunas características particulares.
Appiah plantea: “En todas las regiones del mundo, a lo largo de toda la historia documentada, los hombres y las mujeres han viajado grandes distancias – en pos del comercio, del imperio del conocimiento, de conversos, de esclavos - configurando mente las mentes y las vidas materiales de los pobladores de otras regiones del mundo con objetos y con ideas que venían de muy lejos (…). El anhelo nómada tiene raíces profundas en nosotros. Hace apenas alrededor de cien mil años que salieron de África los ancestros de los seres humanos que hoy pueblan los otros continentes. No nos llevó demasiado tiempo cubrir el planeta: siempre hemos sido una especie viajera . Entonces, la mutua penetración de sociedades y formas de vida es un fenómeno muy antiguo, muy natural para nosotros.”
Como consecuencia de lo anteriormente nombrado, Appiah plantea la posibilidad de extender el espectro de globalización para darle un sentido más abarcante que describe la esencia misma de la historia humana. Este movimiento le permite RECONSTRUIR EL SENTIDO DE COSMOPOLITISMO: “un cosmopolita- desde la etimología al menos- debería ser alguien que piensa que el mundo es, por así decir, nuestra patria, lo que reproduce algo muy parecido al oxímoron de la aldea global, lo que implica a su vez que no hay lealtad local que justifique olvidar que cada ser humano tiene responsabilidades respecto de todos los demás”.
Si bien se trata de un argumento aplicable a cualquier sociedad, en el caso de las sociedades africanas modernas, estos procesos de hibridación tienen algunas características singulares. La idea de Appiah es que las culturas africanas, al igual que el resto de las culturas periféricas, mantienen su identidad y no son tan permeables a la homogeneización, como podría pensarse de antemano.
Appiah se refiere al cosmopolitismo y expone que “nunca se habla de la homogeneidad producida por la globalización, se hace referencia a que: los aldeanos tienen radios, por lo que será posible entablar conversaciones sobre temas como el mundial de fútbol, Mohamed Alí, Mike Tyson y el hip-hop, también es probable que haya botellas de Guinness o de Coca-Cola.”
“Decir que el imperialismo cultural estructura la conciencia de los habitantes de la periferia, equivale a tratar a los consumidores culturales de esas zonas como tabulae rasae sobre las que el dedo móvil del capitalismo global escribe su mensaje, dejando atrás otro consumidor homogeneizado a medida que avanza. Equivale a tratarlos con profunda condescendencia. Y no es cierto”. Appiah, recalca en todos sus textos, la moraleja que dice “desde hace miles de años vivimos en un mundo cosmopolita, y desde siempre hemos sido ciudadanos del mundo”.

Es posible afirmar que la propuesta de Appiah se sostiene sobre tres ejes:
La crítica de los gobiernos mundiales únicos, la concepción del OTRO como un IGUAL por su mera pertenencia al mundo al género humano y la intimación al diálogo como forma de solucionar las diferencias. Ellos conducen a una concepción de cosmopolitismo que lo interpreta no como alternativa, sino como complemento del nacionalismo: “en el corazón del cosmopolitismo moderno está el respeto por la diversidad de la cultura”.