martes, 11 de agosto de 2009

La fascinación del desierto.

Revista Ñ - 306 - 8/8/2009

Llevada por el deseo de devolver a Huanacache los cuadros que su bisabuelo catalán había pintado alli, la cineasta Valeria Roig terminó filmando.

De todas las expresiones audioisuales , el documental probablemente sea el más parecido a la verdad, a un acto de fé de quien lo lleva a cabo.
Por lo menos, esto es cierto para Valeria Roig, quien llevó a cabo uno, movida por el legado pictórico de su bisabuelo catalán y después por la fascinación que movieron los paisajes y las personas que lo habitan en ella.
Huanacache quiere decir "gente que admira el agua que baja". Y es que durante siglos, una serie de lagunas encadenadas pobló la zona y sirvió de sustento para sus habitantes huarpes. Pero el paisaje ha cambiado con los años, la explotación y el monopolio. Hoy, las lagunas se han desecado. Y la vida, se ha vuelto más difícil.
"Sentí que era importante llevar la obra de i bisabuelo a desierto", cuenta valeria, quien reunió los los dibujos y óleos originales, encargó réplicas y las donó al museo, volviendo así la obra de su abuelo, al auténtico lugar de nacimiento.
Esa meta, fue el gérmen del documental. Pero la cineasta fue más allá y quiso encontrar a los descendientes de las personas retratadas por su bisabuelo, en un viaje que la llevó a comprender la profunda inmutabilidad del desierto.
"No fue una tarea sencilla, lo más difícil de trabajar allí, son las enormes distancias", cuenta Roig. "También lo fue, entablar relaciones cercanas con la gente del lugar. Lo conseguí después de casi cinco años de viajar, de visitarlos, de mostrarles que no quería sacarles nada, sino darles una ventanita por donde se los pudiera conocer"
Valeria, como tantos otros artistas que han pasado por el lugaar, y han volcado un poco de su profesionalismos en él quedó maravillada con la vida dura y difícil en esa tierra agreste, el descubrimiento de las fuertes raíces culturales que hacen que la gente siga viviendo allí. y lo que más la maravilló, es que muchas cosas siguen siendo como las obervaba su abuelo al pintar esos hermosos cuadros, mucho sigue siendo como hace 70 años.
El documental muestra la vida de la sociedad de Huanacache, su vida y costumbres. Décadas después los descendientes se dejan filmar, donde ella se dejó retratar, se sigue trenzando el junquillo para hacer canastas, las hilanderas siguen hilando, el mate pasa de mano en mano bajo el implacable sol, y las distancias y los años a lo largo del tiempo no se han acortado.
"La solidaridad, el trabajo, y el sentido de pertenencia al lugar, es lo que da sentido a sus vidas, y es muy conmovedor observarlo"
Era tan fuerte la conexión con el documental y con la gente, que la cineasta decidió montar una pantalla al aire libre, en medio de la capilla del rosario, e invitar a toodos los ciudadanos que lo hicieron posible a poder conectarse más fuertemente con el documental y su lugar. Había más de doscientas personas, entre los que estaban los protagonistas

"Les gustó mucho, me agradecieron. Esa fue la sorpresa más hermosa que pude tener", decía Valeria.

Este peculiar documental forma parte de los tantos que, trazando una línea temporal se remonta a las antiguas raíces culturales huarpes para abrirse hacia el futuro que lucha por sostener.

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